Aventurándose de las básculas a los carros

Wanzl Stories (parte 1)

Cuando el 5 de mayo de 1947, Rudolf Wanzl sénior empezó como autónomo, el nombre de la empresa que figuraba en el Registro Mercantil era «Taller para la construcción de básculas y servicios de reparación». En aquel entonces, eso fue una decisión inteligente, ya que con el contacto directo con la clientela que sobre todo provenía de las carnicerías, en la época de la bonificación en especies se aseguraba un sustento seguro para alimentar a su familia. Mientras que los grandes fabricantes de básculas hacían cada vez más difícil la labor de las pequeñas y jóvenes empresas, gracias a una afortunada coincidencia, la familia pudo cambiar sin problemas a un área de negocio totalmente nueva y todavía por explotar. En el NCR local (Registro Nacional de Cajas Registradoras) buscaban a un proveedor que fabricara cestas de mano de metal para un supermercado modelo.

Rudolf Wanzl júnior había llegado al corazón del director Wegner del NCR y, en poco tiempo, este lo contrató en la empresa. Pero Rudolf Wanzl sentía que no había nacido para ser un empleado. Sin embargo, para él, el director Wegner fue un mentor que le aportó, además de este primer puesto, muchos nuevos e importantes contactos y que despertó en él la pasión por el negocio del autoservicio. Un viaje a EE. UU. que también el Sr. Wegner hizo posible contagió a Rudolf definitivamente con el virus de los supermercados y los descuentos. De vuelta a Leipheim puso de inmediato su total atención en el diseño y la producción de cestas de mano y carros de autoservicio funcionales y de gran calidad. Rudolf se había atrevido con tiempo a distanciarse de las básculas para fabricar carros. Y de esto surgió una empresa líder...